La endodoncia es un procedimiento que trata el interior del diente, eliminando el tejido pulpar (“nervio”) cuando éste está afectado de forma irreversible por caries profundas, traumatismos o lesiones endoperiodontales. En estos casos el diente puede volverse sensible al frío, al calor o a la masticación. El dolor puede ser intermitente o constante. Incluso el diente puede cambiar de color o puede aparecer un flemón o una fístula.
Con este tratamiento intentamos conservar un diente que de otra manera tendría que ser extraído. Así mantenemos el diente natural, el hueso y la encía que le rodea, así como su funcionalidad.
Dependiendo del tipo de pieza puede ser un tratamiento de endodoncia unirradicular, birradicular o multirradicular.
¿Cómo se hace?
- Se elimina todo el tejido dentario infectado, limpiando y preparando los conductos radiculares con instrumentos específicos, para posteriormente rellenarlos con un material de propiedades adecuadas.
- Al terminar, se coloca una obturación provisional en la corona del diente (por donde hemos accedido a los conductos de las raíces) que después tendrá que ser sustituida por una definitiva.
- Dependiendo del estado previo del diente y de la anatomía que presente, serán necesarias una o más sesiones.
Los dientes endodonciados son dientes sin vitalidad convirtiéndose en dientes más frágiles, por lo que según la estructura dentaria sana remanente, será necesaria la colocación de una funda o una incrustación sobre el diente para evitar futuras fracturas.
También podría estar aconsejada la endodoncia en dientes que requieran grandes tallados para la posterior colocación de coronas o puentes.